Matthew Davies es escritor, conferenciante y asesor de aprendizaje y desarrollo. Además de ser miembro del Learning and Performance Institute, en su cartera de clientes se encuentran algunas de las empresas más importantes a nivel mundial, entre ellas MOO.com. Este artículo es el segundo capítulo de una serie de seis entradas de blog donde nos enseña a dominar de manera efectiva nuestras interacciones en cualquier evento de networking.
Cuando acudes a un evento de networking, es importante llevar preparado un pitch. Y cuando hablo de pitch me refiero a una breve presentación, no a un pitch promocional. Este pitch no debe superar los diez segundos y deberá incluir tu nombre, profesión, nombre de la compañía para la que trabajas y por qué trabajas para ellos.
Te lo pido casi de rodillas... Asegúrate de que el nombre de tu cargo sea comprensible para el resto de los humanos. Una vez conocí a una mujer, cuyo nombre dejaré en el anonimato, que se presentó como «directora del plan de negocios de las migraciones en el proyecto UKB del grupo TSR». Al escuchar esto, no sabes si echarte a reír o a llorar. No tengo ni la más remota idea de lo que significa. Seguramente es una persona maravillosa y dedicada a su trabajo pero el nombre de su cargo me hace pensar que no será sencillo tratar con ella.
Recuerda que la base del networking es construir una relación de confianza. Si las personas con las que te estás relacionando no entienden a qué te dedicas, reducirás drásticamente tus posibilidades de conectar con ellas. Si sufres el «síndrome de titulitis», lo mejor será que hables con tu jefe y decidáis otro nombre que la gente pueda comprender, ya que las primeras impresiones cuentan, y mucho. Si tienes tu propia empresa y solo trabajas tú en ella, no digas que eres el director de la compañía porque es un poco triste. Limítate a explicar lo que hace tu compañía en lugar de hablar de tu cargo. Y recuerda: lo breve, dos veces bueno.
El siguiente paso será practicar tu pitch. ¿Serás capaz de no superar los 10 segundos? Si no es así, ¿por qué? Mantén tu discurso breve, y una vez que tengas listo el contenido, ponte delante del espejo... y practica. Me imagino que ahora mismo estarás en plan escéptico pensando que eso no va contigo, pero es necesario que veas en primera persona lo que los demás van a ver en ti. La prueba del espejo es ineludible. Se trata de poner tu mejor cara (a no ser que te dediques al negocio de las funerarias), hablar despacio y con claridad y mirarte directamente a los ojos.
Con este ejercicio verás cómo te ven los demás y eso es algo de un valor incalculable. Prométeme que lo vas a intentar, y yo te prometo que tus habilidades para el networking van a ver una importante mejoría. Puede que te des cuenta de que tu discurso suena un tanto aburrido. Imagina que tienes una reunión contigo mismo, ¿cuál sería la primera impresión que te llevarías de ti? Durante años he trabajado en la industria de la comunicación audiovisual y sé que es fundamental ser original pero cuando presentaba mi programa también tenía que atraer al público. Nadie quiere ver cómo me echo el rollo durante horas en un tono apático. Sin duda, apagarían la tele o cambiarían de canal. ¿No crees que este mismo principio se podría aplicar a los eventos de networking? En casi todos los eventos de networking a los que he asistido, he sido testigo de unos cuantos malos ejemplos: profesionales en traje y corbata tan deprimentes que harían llorar a Peppa Pig. Cambia tu estilo. Sonríe, sé agradable, sociable y abierto.
Artículo de Matthew Davies
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