Tener tu propia empresa puede ser fantástico: cumplir tu sueño, romper con el horario de 9 a 5, tomar las riendas de tu propia vida… Sin embargo, también tienes que encargarte de montañas de problemas nuevos, del estrés, y de otras responsabilidades, incluso en esos días en los que preferirías quedarte en casa antes que salir a enfrentarte con la crisis más reciente.
Cuando has invertido tu alma, tu corazón, tu tiempo y tu estabilidad económica en tu empresa, puedes entrar en pánico cada vez que las cosas no salen como habías planeado. No hay que avergonzarse por admitir que algo no ha funcionado, no eres el primer emprendedor que sufre un tropiezo, y desde luego no serás el último.
No hay nada de malo en cometer errores, ¿cómo si no quieres aprender? Los errores forman parte de la aventura de abrir tu propia empresa, así que estate preparado para cuando llegue ese momento en el que parece que se te viene el cielo encima, y no dudes en pedir ayuda.
Quizá solo necesites algo tan simple como el punto de vista de alguien ajeno a tu empresa para retomar el camino, pero puede que sea más complicado. En cualquier caso, hay muchas personas que pueden ayudarte en momentos como este.
Antes de considerar la deserción para escapar de una montaña de problemas, plantéate la verdadera seriedad del asunto. Si estás a punto de hundirte y te enfrentas a grandes pérdidas, tienes que buscar ayuda inmediatamente. Si hay algo que se pueda salvar, probablemente lo mejor que puedes hacer es dedicar un poco de tiempo a la búsqueda de alguien que sepa lo que hace, y pedir su ayuda.
Deja de preocuparte por lo que no tiene salvación y empieza desde abajo. Sopesa los problemas que sí tienen solución y ponte manos a la obra. Retrasa lo que no eres capaz de solucionar hasta que hayas conseguido ayuda. Aunque a veces te lo pueda parecer, no estás solo.
Amigos y familia
A veces la ayuda llega desde los lugares más inesperados. Como defiende la teoría de los seis grados de separación, nunca se sabe con quién estás conectado a través de tus amigos y familiares. Intenta hablar con los más cercanos y queridos; no podrás descargar tus responsabilidades, pero incluso si lo único que pueden ofrecerte es un café y un par de oídos para escuchar, siempre es mejor hablar que guardártelo dentro. Aunque no quieras entrar en detalles, el hecho de tener a alguien con quien compartir tu preocupación y pensar en soluciones puede significar un mundo si estás estresado y te pasas las noches sin dormir pensando en el futuro de tu empresa.
Grupos de apoyo
Los grupos de apoyo pueden ser un gran alivio, ya sean foros online, grupos de networking, o simplemente charlas en un bar. Estas personas no solo estarán pasando por los mismos altibajos que tú, sino que entienden la cantidad de horas que has dedicado a tu sueño y pueden ofrecerte apoyo desde una perspectiva en la que comprenden mucho mejor todo lo que has sacrificado. Para encontrar grupos de apoyo puedes buscar en LinkedIn o recurrir a las estructuras creadas por organizaciones de tu país para ayudar a pequeños empresarios a contactar con profesionales en la misma situación.
Subvenciones y entidades adjudicatarias
Quizá todo lo que necesitas es un poco de dinero extra, o algún tipo de reconocimiento para levantar los ánimos. Si es el caso, ponte en contacto con tantas entidades adjudicatarias como puedas. Hay numerosas subvenciones disponibles en los diferentes sectores industriales, y el Ministerio de Industria de tu país probablemente puede ayudarte a buscar el objetivo más adecuado para ti. Encuentra aquellos para los que cumples los requisitos y envía tus solicitudes. Aunque es una cuestión a largo plazo y no se puede confiar en ello como una solución garantizada, pueden ser un buen factor de motivación.
Un mentor
Alguien que ya está de vuelta de tu situación puede ser un salvavidas en momentos como este: habrá visto tantos errores, problemas, y situaciones para subirle la tensión a cualquiera que los tuyos le parecerán pan comido. En lugar de recurrir a manuales, un mentor puede orientarte y proporcionarte ayuda basándose en su experiencia, explicándote lo que ha funcionado en su caso y lo que no. Normalmente, estas personas tienen contactos en industrias similares, así que tendrás a tu disposición ayuda de todo tipo para cualquier problema al que te enfrentes. Sin embargo, un mentor no es un asesor, y tu relación con él es un camino de doble sentido. No esperes conseguir todo lo que necesitas sin dar nada a cambio, tienes que aportar tanto esfuerzo como ayuda recibas.
Asesores y autónomos
Si dispones de fondos, este podría ser el mejor camino. Los asesores empresariales se ganan la vida convirtiendo empresas en riesgo en proyectos de éxito, y podrán instruirte sobre cómo darle la vuelta a la situación. Si el motivo de tus problemas es la falta de tiempo para solucionarlos, la respuesta es sencilla: contrata a un par de autónomos para que alivien el peso de tus hombros, especialmente si el trabajo administrativo consume la mayor parte de tu tiempo. Es muy fácil acabar absorbido por tu empresa, pero un par de ojos expertos e independientes pueden ofrecer soluciones instantáneas.
Gobierno y organismos locales
Dependiendo del lugar en el que vivas, contactar con el departamento de industria de tu gobierno o con la administración local puede ser un buen punto de partida. Allí podrán informarte sobre procedimientos y subvenciones, y ponerte en contacto con mentores y grupos de apoyo. Los gobiernos y el sector privado ofrecen toda una gama de recursos, desde información para encontrar a personas que pueden ayudarte, hasta estructuras creadas para apoyar a pequeños empresarios, y una variedad de subvenciones y ayudas que puedes solicitar.
El banco
Otra medida útil es hablar con todo aquel que te haya prestado dinero (si alguna vez lo has necesitado). Si es un banco, acércate a conversar con tu asesor personal. Él podrá asesorarte sobre las medidas que más te conviene tomar y comprobar si el banco puede ofrecerte un fraccionamiento de pagos más favorable o una extensión temporal. Aunque los bancos no van a ser los más solidarios con tu situación, sí que te van a decir las cosas claramente, y es importante que sepas de cuánto tiempo dispones para reunir los fondos que te faltan.
Quedarte atascado puede parecer el fin del mundo, pero tienes que recordarte a ti mismo que estos problemas solo son baches en el camino. No te definen ni te caracterizan como emprendedor. Soluciona lo que puedas, y si no puedes, mira hacia adelante, empieza de nuevo y aprende de tus errores.
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