Estos dibujos viven en el lugar en que sueño y pesadilla se funden en uno. Aunque grotescos, tienen todo el encanto de los dibujos infantiles, pero con un aire de madurez que parece haber arrasado cruelmente con toda inocencia, sin dejar nada más que cinismo a su paso. Los amantes de los cómics conocen bien esta sensación.
Brian Taylor describes Candykiller as a 'collection of assorted visual ramblings'. It's inspired by a multitude of things including trading cards, cheap novelties, Japanese pop culture, vintage cartoons, plastic toys, underground comix and sideshows.