Conoce a Solveiga, la empresaria accidental

La empresaria accidental Solveiga Pakštaitė es la chica de las gafas en la agencia de diseño de producto Design By Sol, cuyo revolucionario producto tecnológico Bump Mark ganó el Premio de Diseño James en 2014.

Bump Mark es una etiqueta con bultos de plástico recubierta con una solución gelatinosa que simula el proceso de deterioro del alimento al que va pegada. De esa manera, los bultos se perciben con mayor facilidad cuando el alimento pierde frescura. Bump Mark se diseñó originalmente para personas con visión reducida pero tras comprobar que su precisión es mayor a la de las fechas de caducidad estándar, tiene el potencial de reducir en gran medida el desperdicio de alimentos que vemos día a día y cambiar radicalmente el mercado alimenticio.

Sin embargo, Solveiga nunca pensó que dirigiría su propio negocio. Solveiga nació en Noruega, hija de informáticos lituanos, y originalmente tenía pensado estudiar psicología pero finalmente se decidió por el diseño industrial en último momento.

Te defines como una “diseñadora arrastrada al mundo de los negocios”. ¡Cuéntanos qué pasó!

Siempre me ha apasionado resolver problemas a través del diseño. Durante mi año de prácticas en la universidad trabajé en un proyecto de transporte público para Perros guía para la asociación de invidentes. Tuve la oportunidad de conversar con invidentes y hacer mil preguntas que me producían curiosidad. Un día estaba mirando la fecha de caducidad de un producto y me percaté de que los invidentes no disponen de una manera sencilla de saber cuando su comida se echa a perder.

De repente me di cuenta de que los invidentes no son los únicos que tienen problemas para conocer las fechas de caducidad así que trabajé en esta idea para mi proyecto final en la universidad. Solicité y gané una Beca de la Fundación James Dyson para desarrollar mi proyecto pero gracias a que los materiales empleados son tan baratos, no gasté apenas dinero. En su lugar, decidí usarlo para pedir la patente. Pensé que sería una experiencia educativa interesante y así es como acabé protegiendo mi idea, por accidente.

Tras graduarme decidí presentar Bump Mark para el Premio James Dyson y prácticamente se me olvidó hasta que un par de semanas más tarde averigüé que había ganado. ¡La respuesta que ha generado ha sido magnífica!

¿Qué pasó después?

Entré en nuestro primer programa incubadora que se llamaba Climate-KIC. El objetivo del programa era proporcionarte las aptitudes corporativas necesarias para sacar tu idea tecnológica ambiental adelante, pero en ese momento aún estaba dirigiendo la empresa yo sola desde mi dormitorio en casa de mis padres, así que no me parecía aún muy real.

Pero entonces me aceptaron en un nuevo programa acelerador, el Laboratorio de Investigación Central, en septiembre del año pasado, la primera incubadora de startups de hardware del Reino Unido. Dispone de fabricantes expertos que actúan de mentores, talleres de vanguardia para construir prototipos y un amplio espacio de trabajo que me permitió aumentar mi equipo. Al principio incorporé un par de becarios y poco después a un científico a tiempo completo. Hemos avanzado a grandes pasos desde que Mandy se unió y ahora mismo nuestro equipo está formado por 7 personas.

¿Qué consejo le darías a aquellos que estén pensando lanzar su negocio?

Aunque no lo consigas, habrás aprendido muchísimo. Crear algo de la nada es mucho más impresionante para un futuro empleador que cualquier otra experiencia de trabajo. Considerar esta experiencia como una oportunidad de aprendizaje es lo que me ha impulsado a seguir adelante. Es un aspecto de la ciencia completamente innovador y me proporciona una gran oportunidad para ampliar este área de conocimiento y un reto para intentar cambiar la industria alimenticia.

¡Aunque es muy duro! Está claro que tiene sus ventajas: puedes administrar tu tiempo como mejor te convenga, a veces puedes viajar, puedes ganar concursos… Pero el día a día de dirigir una startup implica mucha incertidumbre. La mitad del tiempo no tienes ni idea de qué estás haciendo y esto genera fatiga. También pensé que estaría menos ocupada con un equipo más amplio pero ha sido todo lo contrario. Es genial, soy muy afortunada y estoy aprendiendo muchísimo pero definitivamente, ¡no es para miedosos!

También has de tener cuidado de que no afecte a tu vida personal. Últimamente he empezado a mostrarme más cauta con la frase “No tengo tiempo”, porque todo el mundo tiene exactamente el mismo tiempo. Depende de ti en qué lo emplees. Decir en su lugar, “Lo siento, no saqué tiempo” hace que reconsideres las decisiones que tomas.

¿Y ahora qué?

He evitado sacar acciones de la empresa hasta ahora ya que me gustaría que la compañía reportara beneficios antes de hacerlo, pero estoy investigando las posibilidades para poder mantener en el equipo a nuestros magníficos freelancers. Quizá también consigamos nuestro propio laboratorio pronto.

Si te interesan los muy útiles consejos de la empresaria fortuita, incluyendo cómo conseguir dinero gratis y aumentar tu red de contactos, visita el divertido e inspirador blog de Solveiga aquí.