El placer de abrir cajas: Miriam Brafman de Packlane
Para las marcas que envían sus productos por correo, un producto perfectamente diseñado solo es la mitad del camino. Un embalaje bien cuidado hace que los clientes esperen con expectación sus compras y acerca a los consumidores a la marca. Esta era la intención de Miriam Brafman, programadora web, al lanzar Packlane, una startup que ofrece a las compañías crear preciosos embalajes en un par de clics.
La gran idea
Brafman creció en Sillicon Valley, donde sus habilidades autodidactas de desarrollo web y diseño la llevaron a un trabajo a tiempo completo construyendo interfaces web para científicos. “Me di cuenta de que no disfrutaba de mi trabajo y preferiría dedicar mi tiempo a algo más creativo.”
Eso “algo más creativo” la impulsó a crear un negocio propio, aunque aún no tenía ni idea de cuál sería el producto. En lugar de centrarse en buscar el producto, se inspiró en la posibilidad de diseñar la marca alrededor de él, una marca difícil de olvidar. “Me gustó la idea de crear una experiencia de marca real.”
Así que Brafman empezó a investigar maneras de crear una personalidad real y táctil para su supuesto producto; desde insertos hasta el embalaje. Pero por desgracia, no encontró ningún servicio online que pudiera satisfacer su búsqueda. Simplemente no parecía existir ninguna manera sencilla de crear embalajes personalizados bien diseñados. “Fue entonces cuando se me ocurrió que este era un proyecto realmente interesante en sí mismo: encontrar una manera de que diseñadores como yo puedan crear embalajes personalizados por internet.”, afirma Barfman. “Existen montones de blogs dedicados al diseño de embalaje pero ningún fabricante explorando este sector.”
Investigando el mercado
En ese momento comenzó el viaje para crear Packlane. “Uno de los primeros pasos fue investigar el mercado. Quería saber si había más gente con la misma necesidad por lo que empecé a explorar diferentes foros y comunidades. Una de las que encontré fue una comunidad relacionada con cajas de suscripción, que en ese momento se estaban poniendo de moda.”
En esos foros y grupos de Facebook, Brafman se dio cuenta de que un tema recurrente eran las cajas físicas, los recipientes en lo que estas compañías envían mensualmente sus suministros de belleza, aperitivos saludables o joyería. Muchas de estas empresas presentaban unos diseños preciosos en sus páginas web y tarjetas de visita, pero necesitaban una manera de hacer llegar esa misma experiencia hasta la puerta de sus clientes.
Desarrollo y contacto
Con un evidente vacío en el mercado y abundante inspiración para el diseño, Brafman empezó a crear una herramienta interactiva para que las marcas pudieran diseñar sus cajas y embalajes. “Al ser desarrolladora web, simplemente me puse a crearlo. No tuve que contratar a nadie y pude empezar a ejecutar todos los ámbitos del proyecto.”
Para dar vida a su idea, Brafman necesitaba recursos visuales para su página de modo que alquiló un estudio de fotografía en San Francisco y empezó a hacer fotos de ejemplos de embalajes. Cuando ya dispuso de un producto tangible y una página en funcionamiento, empezó a ponerse en contacto con vendedores y clientes potenciales.
Cuenta atrás para el lanzamiento
Brafman continuó su trabajo diario en el laboratorio pero durante los meses anteriores al lanzamiento, le resultó cada vez más evidente que no era capaz de compaginar ambas tareas. “Estaba muy distraída con Packlane así que decidí arriesgarme, dejar mi trabajo y dedicarme a ello al 100%.”
Entonces Brafman se lanzó de cabeza y le empezaron a llegar los pedidos poco a poco. “Mi cartera de clientes creció lentamente al principio. Tras un par de meses de negocio, empezó a despegar gracias a clientes satisfechos compartiendo su experiencia con sus amigos.”
Le empezaron a llegar pedidos de todo tipo de negocios: compañías de cajas de suscripción, vendedores de equipamiento dental, centros educativos, etc. “Estamos entusiasmados por ampliar el mercado del embalaje. Cada vez hay más usos variados, como cajas de regalo para empleados. Nadie compraría una caja corporativa con ese objetivo a menos que sea realmente accesible y fácil de llevar.”
Los retos del éxito
Puede que parezca que el camino de Brafman fue sencillo pero en realidad, se presentan desafíos de manera continua. “Tienes que aprender un montón de cosas nuevas, como atención al cliente y operaciones. Aprender a organizarte perfectamente y construir nuevas herramientas rápidamente. Tomar decisiones también resulta muy estresante.” Por ejemplo, pronto se dio cuenta de que al ofrecer un producto personalizado, es importante marcar pautas para mediar entre los clientes y los vendedores y es un equilibrio difícil de alcanzar para una nueva compañía.
Actualmente, el equipo de Packlane ha crecido hasta alcanzar alrededor de una docena de empleados y esa también fue una decisión complicada. “Me resulta difícil saber qué funciones delegar como empresaria. Además, siempre es un reto contratar a gente nueva y crear el equipo adecuado.”
Brafman quiere asegurarse de que la compañía se mantiene firme y conserva uno de sus valores principales: el diseño. “Queremos ayudar a las compañías a mostrar quienes son realmente. El diseño es realmente crucial para que tu marca parezca profesional.”
¿Algún consejo?
Aunque Brafman reconoce que el networking es importante, también admite que no se le da muy bien. Para sobreponerse a esto, se unió a un espacio de coworking al poco de iniciar su camino en el mundo de las startups. “WeWork es fantástico. Para una compañía en sus primeros pasos, realmente marca la diferencia poder estar en contacto con gente que no solo puedan formar parte de tu público objetivo sino que también puedan estar interesados en trabajar contigo.”
Su último consejo es un poco, digamos, radical. “Hay mucha información online sobre la manera “correcta” de crear una startup. Te dicen que tienes que disponer de fondos para invertir, obtener capital de riesgo, encontrar un cofundador y unirte a un programa acelerador. Pero en realidad no tienes por qué seguir las pautas que te indican los demás.” Brafman definitivamente ha seguido su propio consejo: tras iniciar su aventura sin capital de riesgo, cofundador ni unirse a un acelerador, ahora mismo está dirigiendo el boyante negocio online con el que siempre había soñado.
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